Se trata de
recoger la energía del sol a través de paneles solares y convertirla en calor .
Puede destinarse a satisfacer numerosas necesidades agua caliente para consumo
doméstico o industrial, o bien para dar calefacción a hogares, hoteles,
colegios o fábricas. También, se podrá conseguir refrigeración durante las
épocas cálidas. En agricultura se pueden conseguir otro tipo de aplicaciones
como invernaderos solares que favorecieran las mejoras de las cosechas en
calidad y cantidad, los secaderos agrícolas que consumen mucha menos energía si
se combinan con un sistema solar, y plantas de purificación o desalinización de
aguas sin consumir ningún tipo de combustible. Con este tipo de energía se
podría reducir más del 25 % del consumo de energía convencional en
viviendas de nueva construcción con la consiguiente reducción de quema de
combustibles fósiles y deterioro ambiental. La obtención de agua caliente
supone en torno al 28 % del consumo de energía en las viviendas y que éstas,
a su vez, demandan algo más del 12 % de la energía en España.
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